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QUE LA CORTE NO DECLARE INCONSTITUCIONAL LA ESPERANZA DE UNA VEJEZ DIGNA.

 







Por:  Álvaro Garcia Velázquez - Abogado.


En los próximos días se conocerá la decisión que deberá adoptar la Corte Constitucional sobre la reforma pensional que fue aprobada en el Congreso de la República, por iniciativa del gobierno del presidente Gustavo Petro. La reforma pensional, que modificó de manera estructural el sistema de pensiones, es la única reforma social que ha podido aprobar el gobierno, quien ha sido víctima del manoseo criminal por parte de los congresistas de oposición, entre ellos, de las bancadas del Centro Democrático, el Partido Liberal gavirista, los conservadores pastranistas, los verdes claudistas y unos cuantos pastores religiosos que, aprovechándose de la incauta fe de sus seguidores, apoyan la política tradicional que tanto daño le ha hecho a Colombia.


Con conocimiento de causa, puedo decir que la reforma pretende implementar el pilar solidario, en virtud del cual se dará a los adultos mayores en situación de pobreza extrema y mayores de 65 años una renta básica de 225.000 pesos, que configurará un ingreso vitalicio y digno, que buscará contribuir a erradicar el problema de hambre y abandono por el que atraviesan aproximadamente 3.000.000 de ancianos y ancianas en el país. Reconocemos que no es suficiente; sin embargo, el esfuerzo político materializado en la reforma pensional responde al mandato conferido por más de 11 millones de compatriotas que depositaron su confianza en el gobierno actual y que claman porque aquella reforma no sea declarada inexequible por la Corte Constitucional en los próximos días.


Es que el clamor popular reclama que la Corte no declare inconstitucional la esperanza de una vejez digna para aquellos ciudadanos colombianos que han recibido algo más que el abandono del Estado. Recordemos que, bajo el modelo actual de la Ley 100 de 1993, uno de cada cuatro colombianos en edad de pensionarse lo hace, y en el plano de las mujeres, una de cada ocho alcanza la mesada pensional.


Vale la pena preguntarse si, con esas aterradoras cifras, era o no necesaria la reforma pensional, y si esa profunda inequidad del modelo pensional colombiano debe llevar a la ciudadanía a defender en las calles la constitucionalidad de una reforma que busca mejorar los índices de pensión en el territorio nacional. Por ello, a la Corte Constitucional le pedimos que no declare inexequible la esperanza de una vejez digna para los adultos mayores pobres de Colombia.

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