Photo

Populismo digital frente a la actualización catastral en Chinchiná.

                                           



                                 

                                          

Por:  Felipe Jaramillo Sánchez – Concejal.  


En medio de la complejidad que representa la actualización catastral en Chinchiná, han emergido en redes sociales una serie de voces autodenominadas como “salvadores del pueblo”, quienes, sin mayor sustento técnico, han decidido sacar pecho frente a temas que ameritan profundidad, rigurosidad y conocimiento especializado. Con discursos altisonantes, pretenden erigirse como expertos en asuntos tributarios, contables y tarifarios, abordando conceptos como avalúos, prediales y obligaciones fiscales, sin mayor comprensión de su fundamento legal, técnico o económico.


Durante el año 2024, el Instituto Geográfico Agustín Codazzi (IGAC), en convenio interadministrativo con la Administración Municipal de Chinchiná, adelantó el proceso de catastro multipropósito en el municipio. Como parte del desarrollo de este proceso, se llevaron a cabo múltiples jornadas de socialización y pedagogía, con el fin de informar y sensibilizar a la ciudadanía sobre los impactos, implicaciones y beneficios de esta actualización. Sin embargo, la asistencia fue mínima. Ni las comunidades organizadas, ni los propietarios de predios, y mucho menos quienes hoy se pronuncian airadamente en redes sociales, participaron de forma activa o continua en dichos espacios.


Hoy, cuando los efectos de este proceso comienzan a ser evidentes en los avalúos y en el incremento de los impuestos prediales, es comprensible que algunos ciudadanos se sientan inconformes, confundidos o afectados. Su derecho a reclamar, solicitar aclaraciones o expresar su descontento es legítimo y debe ser respetado. Lo que no es aceptable es que se pretenda instrumentalizar esa inconformidad con fines políticos o de protagonismo personal, sin brindar soluciones reales ni asumir responsabilidades colectivas.


Vale la pena recordar que esta actualización catastral no es una decisión caprichosa de la administración actual, sino una obligación legal establecida en el Plan Nacional de Desarrollo y en la normatividad vigente, que exige a los entes territoriales contar con catastros actualizados como parte del proceso de fortalecimiento fiscal y autonomía financiera. Durante años, administraciones anteriores postergaron esta tarea, incurriendo en hallazgos reiterados por parte de la Contraloría Departamental. No asumir esta responsabilidad habría significado seguir acumulando sanciones administrativas y retrasos en la modernización de los sistemas de información territorial.


Además, es importante entender que, si bien la ley busca mayor equidad y eficiencia en la distribución de cargas tributarias, también puede generar impactos que no siempre favorecen a las clases populares. Esta es una discusión que debe darse con responsabilidad, conocimiento y empatía, no desde la desinformación ni desde la confrontación mediática.


Lamentablemente, los momentos de incertidumbre son caldo de cultivo para los oportunistas de siempre, que aprovechan la coyuntura para alimentar el malestar y atacar a quienes, con dificultad, asumen el costo político de hacer lo correcto. Gobernar no siempre es popular, pero es un deber que requiere tomar decisiones pensando en el largo plazo, no en los aplausos inmediatos.


Finalmente, hacemos un llamado a todos los ciudadanos que se sienten afectados o tienen dudas, para que hagan uso de los canales institucionales establecidos. Durante los próximos días, podrán presentar sus reclamaciones y en el mes de mayo, tendrán la oportunidad de participar activamente en los debates programados en las sesiones ordinarias del Concejo Municipal. Este es el escenario propicio para construir, deliberar y aportar desde la verdad y el respeto, no desde la desinformación y el oportunismo.





Artículo Anterior Artículo Siguiente