Por: Juan Miguel Giraldo -
líder social - vicepresidente del Consejo de Juventudes Chinchiná.
Hoy por hoy, los jóvenes se
encuentran en una encrucijada muy grande, Por un lado, cuentan con un sinfín de
oportunidades y facilidades que sus padres o abuelos nunca imaginaron tener,
desde el acceso a la información a través de Internet, pasando por la
posibilidad de viajar y estudiar en el extranjero, hasta las plataformas
digitales que permiten la creación y difusión de contenido propio. Sin embargo,
a pesar de este amplio abanico de posibilidades, muchos jóvenes optan por
perderse en los vicios de la juventud, como el abuso de sustancias, la falta de
compromiso y responsabilidad social y el vacío existencial de encontrarle un
sentido a su vida.
La globalización ha hecho
que la información esté al alcance de un clic, permitiendo que cualquier
persona pueda acceder a cursos en línea, tutoriales y literatura sobre casi
cualquier tema imaginable, además, las redes sociales ofrecen plataformas para
que los jóvenes se expresen, compartan sus intereses y se conecten con otros de
todo el mundo y Sin embargo, a menudo se observa que, en lugar de utilizar
estas herramientas para crecer personal y profesionalmente, muchos jóvenes se
obsesionan con la imagen y la aprobación instantánea de su círculo social,
aspirando a volverse celebridades del internet, solo para terminar sumidos en
los vicios enfermos de las redes sociales.
Otro factor que contribuye a
esta realidad es la presión social que enfrenta la juventud y que tal vez
muchas personas no dimensionan, vivimos en un mundo donde la comparación se da
constantemente, muchos jóvenes sienten que deben cumplir con ciertos estándares
para ser aceptados o populares dentro de su entorno, este deseo de aprobación
genera inseguridades que los empujan a entrar en vicios, en lugar de
desarrollar habilidades que podrían ser útiles en su vida adulta.
No obstante, es importante
señalar que no todos los jóvenes se permiten ser seducidos ante estos vicios,
existen ejemplos inspiradores de jóvenes que han sabido aprovechar las
oportunidades que tienen a su alcance para generar un impacto positivo en sus comunidades
y territorios; desde emprendedores que crean empresas innovadoras hasta
activistas que luchan por causas sociales, estas historias son prueba de que, a
pesar de los desafíos que enfrentan, hay quienes eligen el camino del
crecimiento y el aportar positivamente. Estas voces deben ser resaltadas para
mostrar que es posible romper con el paradigma de que los
jóvenes, no pueden.