Por: Juan Miguel Giraldo - líder social - vicepresidente del Consejo de Juventudes Chinchiná.
El suicidio es un tema que ha cobrado una alarmante relevancia en los últimos tiempos, especialmente entre los jóvenes y adolescentes. En municipios como Chinchiná, Caldas, esta problemática ha adquirido dimensiones preocupantes que requieren un análisis crítico y profundo, ya que a pesar de los esfuerzos por parte de la sociedad y del estado para abordar esta problemática, persisten vacíos significativos que es preciso señalar y discutir.
En primer lugar, es fundamental entender que el suicidio no es un acto aislado, sino el resultado de una compleja existencia de diversos factores, la salud mental de los jóvenes se ve fuertemente afectada por aspectos socioeconómicos, familiares o incluso educativos En Chinchiná, como en muchos otros municipios, los adolescentes enfrentan retos significativos como presiones académicas, conflictos familiares y falta de apoyo emocional; estos factores pueden generar sentimientos de desesperanza y desánimo que, si no se abordan a tiempo, pueden culminar en decisiones trágicas.
Un factor relevante que contribuye al aumento del suicidio en esta población es la estigmatización de los problemas de salud mental, a menudo, los jóvenes que se sienten abrumados por sus emociones o que enfrentan trastornos mentales son objeto de burla o desprecio, en lugar de recibir el apoyo necesario; esta cultura del silencio y el temor de ser juzgados impide que muchos busquen ayuda profesional. El rol de las instituciones educativas y de los padres es vital en estas situaciones, ya que deben fomentar un ambiente donde se hable abiertamente sobre los sentimientos y las dificultades, promoviendo así la búsqueda de ayuda.
La atención que la sociedad y el Estado deben prestar a esta problemática es crucial, es necesario de manera urgente, en el Estado, aumentar la inversión en programas de salud mental que se dirijan específicamente a jóvenes y adolescentes. En Chinchiná, por ejemplo, se podría implementar la creación de centros de atención psicológica accesibles, donde los jóvenes puedan recibir orientación y tratamiento sin estigmas asociados, además, la capacitación de docentes y padres es esencial para que reconozcan los signos de alarma y puedan intervenir de manera adecuada; es fundamental la creación de políticas publicas efectivas y financiadas que busquen combatir esta problemática, que cada día, se siente más cerca.
Finalmente, es vital destacar que el suicidio es una cuestión de salud pública que debe ser abordada con seriedad y urgencia, no basta con reaccionar ante un caso de intento o de acto suicida; es necesario adoptar políticas preventivas robustas que involucren a todas las partes como familia, instituciones educativas, sociedad y Estado, porque solo a través de un enfoque de construcción colectiva, se podrá disminuir la tasa de suicidio e intentos de suicidio en jóvenes y adolescentes en Chinchiná y en Colombia.