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UN RETO QUE NOS COMPETE A TODOS




Por: Juan Camilo Betancourt Grajales - Abogado.

 

Cuando las crisis locales nos golpean con fuerza, como la reciente acumulación de basura en diversos municipios del Quindío, la respuesta de nuestros alcaldes no siempre es fácil de entender, pero sí debe ser valorada con empatía y realismo. Las soluciones rápidas, como la privatización de servicios esenciales, suelen ser vistas como la salida más sencilla. Sin embargo, debemos preguntarnos: ¿es realmente la privatización la solución a nuestros problemas más profundos, o estamos simplemente tomando un atajo que nos puede conducir a consecuencias más graves a largo plazo?

 

En municipios como Quimbaya, donde los desafíos no solo son de gestión, sino también de recursos y capacidad administrativa, nuestros alcaldes se enfrentan a situaciones que no siempre tienen respuestas inmediatas. Son ellos quienes se encuentran en primera línea, lidiando con una administración pública que, en muchos casos, no cuenta con los recursos suficientes para atender de manera eficiente las demandas de la ciudadanía. No obstante, lejos de la tentación de delegar estas responsabilidades a empresas privadas, que muchas veces priorizan el lucro sobre el bienestar colectivo, el verdadero reto está en fortalecer lo público, darle la importancia que merece y asegurar su viabilidad a largo plazo.

 

La privatización, aunque aparentemente atractiva por la promesa de una solución rápida y eficiente, no siempre responde a las necesidades de la comunidad. A menudo, la historia nos ha enseñado que los servicios públicos privatizados pueden resultar más costosos, con un menor enfoque en la calidad y con menos consideración por las poblaciones más vulnerables. Esto es algo que, como sociedad, debemos tener presente cuando se nos plantean alternativas que parecen demasiado buenas para ser verdad.

 

Lo que realmente necesita un municipio como Quimbaya, y el Quindío en general, es un compromiso renovado con lo público. Nuestros alcaldes, como gestores cercanos a las necesidades de los ciudadanos, no buscan simplemente delegar en el sector privado. Por el contrario, luchan por hacer que lo público funcione, por dar respuesta a las dificultades que enfrentan a diario, aunque los obstáculos sean grandes.

 

La acumulación de basura en las calles no debe ser solo un síntoma de un mal servicio, sino también una llamada de atención sobre la urgencia de reforzar nuestras estructuras públicas. Es crucial que apoyemos a nuestros líderes locales en este proceso, brindándoles los recursos y las herramientas necesarias para enfrentar los desafíos que afectan a nuestra comunidad.

 

Así, en lugar de caer en la trampa de la privatización, debemos exigir que los servicios públicos se gestionen con eficacia, pero también con un enfoque en la equidad y en el bienestar común. Lo público, cuando se gestiona adecuadamente, tiene la capacidad de ofrecer soluciones más justas y sostenibles. La defensa de lo público no es solo un deber de nuestros alcaldes, es un compromiso que nos debe unir como sociedad.

 

Ahora más que nunca, necesitamos que nuestras comunidades apoyen y se sumen al esfuerzo por fortalecer lo que es nuestro, por mantener el control de nuestros servicios esenciales y por trabajar en conjunto para que lo público funcione de la mejor manera posible.





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