Por: Juan Camilo Betancourt Grajales - Abogado.
A poco más de un año de
las elecciones legislativas de marzo de 2026, Colombia enfrenta un proceso
electoral que pondrá a prueba la salud de su democracia en un entorno cada vez
más digitalizado. Las reflexiones de Steven Levitsky y Daniel Ziblatt en "Cómo
mueren las democracias" y los análisis de Francisco Cuello Duarte en
"Marketing Político en la Era Digital" ofrecen un marco indispensable
para entender los desafíos que enfrenta el país. Cada Departamento será un
escenario donde se librará esta batalla entre la innovación política y los
riesgos autoritarios.
En la Costa Caribe,
departamentos como Atlántico, Bolívar y Magdalena enfrentan una polarización
política amplificada por las redes sociales. Las campañas digitales, basadas en
el microtargeting que describe Cuello Duarte, segmentan audiencias con mensajes
personalizados, a menudo cargados de desinformación. Levitsky y Ziblatt
advierten que esta táctica erosiona la confianza en las instituciones, por lo
cual, sin duda alguna, el reto será combatir la apatía electoral sin caer en la
manipulación.
En Antioquia y el Eje
Cafetero, el marketing político digital ha ganado terreno; pero, las
estructuras tradicionales aún mantienen influencia. Cuello Duarte destaca cómo
las campañas innovadoras pueden conectar con jóvenes y zonas rurales, pero
advierte sobre los riesgos de la falta de regulación. El desafío será
equilibrar modernización y transparencia, evitando que las redes sociales se
conviertan en un campo de batalla de FAKE NEWS.
En Bogotá y Cundinamarca,
las redes sociales son el principal canal de comunicación política. Empero,
Levitsky y Ziblatt señalan que, la concentración de poder en plataformas
digitales puede facilitar la manipulación, de tal suerte que, los candidatos
deberán demostrar que pueden usar estas herramientas para fomentar el debate, y
no para dividir. La ética en el uso de datos, tema central en el libro de
Cuello Duarte, será la clave para ganar la confianza de un electorado urbano y
crítico.
En el Pacífico, regiones
como Chocó, Cauca, Nariño y Valle del Cauca enfrentan brechas digitales
evidentes. Mientras las ciudades capitales aprovechan las herramientas del
marketing político digital, las zonas rurales y afrodescendientes siguen
marginadas. Levitsky y Ziblatt recuerdan que la exclusión es un caldo de
cultivo para el autoritarismo, siendo por ello que, las campañas deberán
combinar estrategias digitales con un enfoque territorial que priorice la
inclusión.
En la Orinoquía y
Amazonía, la baja conectividad limita el impacto de las campañas digitales. No
obstante, como advierte Cuello Duarte, esto no exime a los políticos de usar
estas herramientas de manera ética y creativa. El duelo a librar será llevar el
debate político a zonas remotas sin caer en la manipulación o el clientelismo
digital.
En los Santanderes y
Boyacá, las estructuras políticas habituales coexisten con un electorado cada
vez más digital. Levitsky y Ziblatt alertan sobre cómo los líderes que
desprecian las normas democráticas pueden usar las redes sociales para
consolidar su poder. Aquí, las campañas deberán equilibrar innovación con respeto
a las instituciones.
Las
elecciones de 2026, serán un termómetro de la democracia colombiana. Como
señalan Levitsky y Ziblatt, la supervivencia de un sistema democrático
depende de la voluntad de sus actores para respetar las reglas del juego. Y
sobre la misma línea temática Cuello Duarte recuerda que el marketing político
digital puede ser una herramienta poderosa, pero solo si se usa con ética y
transparencia. Colombia tiene la oportunidad de demostrar que, incluso en la
era digital, la democracia puede salir fortalecida. El reto está en manos de
los candidatos, los medios y, sobre todo, de los ciudadanos, ¿será que todos
jugaremos bien la partida?