Photo

#Editorial ¿Quién defiende a la autoridad?

 



La inseguridad en Chinchiná ha alcanzado niveles alarmantes, y el reciente video publicado por Chinchiná Noticias es una muestra evidente de cómo la autoridad ha sido reducida por la impunidad y el irrespeto. En las imágenes se observa a una patrullera de la Policía Nacional siendo brutalmente agredida en pleno parque del municipio, nada menos que por un habitante de calle. Este hecho no solo es una ofensa contra la uniformada, sino el reflejo de una sociedad que ha perdido el respeto por sus policías y militares.


Pero esto no es un caso aislado. Cada vez es más común ver cómo los policías, quienes deberían ser símbolo de respeto y autoridad, son atacados sin temor a consecuencias. ¿Cómo llegamos hasta este punto? La respuesta es clara: la permisividad institucional y la narrativa de odio promovida desde las redes sociales, que ha debilitado la moral de la fuerza pública y sembrado desesperanza entre la ciudadanía.


Mientras en Chinchiná y en el resto del país se sigan promoviendo discursos que desacreditan el papel de la Policía, el sentimiento de desprotección seguirá creciendo. Hoy, las directrices nacionales han limitado el accionar de los uniformados, dejándolos expuestos a agresiones sin herramientas suficientes para responder.


Que esta agresión a la uniformada sirva de reflexión para quienes, desde redes sociales, solo se dedican a sembrar odio contra la Policía. Cada video tergiversado y cada denuncia infundada no solo atentan contra los uniformados, sino contra la seguridad de toda la comunidad.


Ante esta crisis, el Secretario de Gobierno y el comandante de la Policía de Chinchiná deben salir de inmediato a respaldar a sus hombres y a exigir respeto por la autoridad. No basta con lamentarse, es hora de mostrar resultados y demostrar que aún existen instituciones comprometidas con la seguridad del municipio.


En otro tiempo, un hecho como este habría sido motivo suficiente para convocar un consejo de seguridad y tomar medidas contundentes. Hoy, la pasividad parece haberse normalizado, permitiendo que la delincuencia y el desorden se apoderen del municipio. No podemos seguir tolerando que los habitantes de calle, sin control ni regulación, conviertan nuestras calles en territorio de nadie.


La seguridad de los chinchinenses no puede seguir siendo vulnerada por el miedo a tomar decisiones firmes. Las autoridades deben actuar con determinación. No podemos seguir protegiendo a quienes, sin respeto ni consideración, alteran el orden y ponen en riesgo la vida de los ciudadanos y de quienes intentan hacer cumplir la ley.


Artículo Anterior Artículo Siguiente