Llegó una de las épocas más especiales, energéticamente
hablando. Si bien es cierto la Navidad es la transición entre la estación del
otoño en el hemisferio norte (desde el 1 de septiembre hasta el 30 de
noviembre, en el hemisferio sur en este mismo periodo ocurre la estación de la
primavera), y la estación del invierno (desde el 1 de diciembre, hasta el 28 de
febrero, en el hemisferio sur ocurre la estación del verano). Existen otros
factores energéticos que hacen que esta época sea relevante para todos y cada
uno de nosotros.
Hacer de esta época, no solo una celebración, un canto y
una oda a la vida, demostrando gratitud, siendo generosos y altruistas, sino
además tomar consciencia de los cambios y transformaciones que debemos hacer,
para finalizar un año con broche de oro y prepararnos para un año nuevo, con
una nueva mentalidad y actitud.
Los ángeles nos acompañan durante estas épocas, momentos,
festividades y celebraciones. Personales y universales.
Todo tiene su momento oportuno; hay un tiempo para todo
lo que se hace bajo el cielo:
Un tiempo para nacer, y un tiempo para morir.
Un tiempo para plantar, y un tiempo para cosechar.
Un tiempo para matar, y un tiempo para sanar.
Un tiempo para destruir, y un tiempo para construir.
Un tiempo para llorar, y un tiempo para reír.
Un tiempo para estar de luto, y un tiempo para saltar de
gusto.
Un tiempo para esparcir piedras, y un tiempo para
recogerlas.
Un tiempo para abrazarse, y un tiempo para despedirse.
Un tiempo para intentar, y un tiempo para desistir.
Un tiempo para guardar, y un tiempo para desechar.
Un tiempo para rasgar, y un tiempo para coser.
Un tiempo para callar, y un tiempo para hablar.
Un tiempo para amar, y un tiempo para odiar.
Un tiempo para la guerra, y un tiempo para la paz.
Las estaciones son cambios normales que hacen que el
planeta pueda estar equilibrado. Si siempre estuviéramos en verano, las plantas
no podrían dar su fruto, por ejemplo, pues la ausencia del invierno las haría
marchitar, en lugar de hidratarlas, sin contar el sin fin de efectos que esto
podría causar en los seres humanos. De igual forma tampoco podríamos vivir
siempre en invierno, probablemente nos mantendríamos enfermos, habría
inundaciones, todo sería un caos.
Nuestra vida es similar a las estaciones del año,
probablemente en nuestro mundo también transcurren estaciones espirituales, que
equilibran nuestras vidas y forman todo lo que somos. En el mundo físico no
podemos cambiar las estaciones; simplemente por los cambios climáticos nos
enteramos de que hemos cambiado de estación y lo único que podemos esperar es,
disfrutar si es la estación que nos gusta hasta que llegue la otra, o esperar
un cambio de estación con paciencia si tal vez nos cae como un frío invierno.
Los cambios de estaciones también tienen una relación con
eventos religiosos, por ejemplo, Navidad se estableció cerca del solsticio de
invierno; la Semana Santa o Pascua de Resurrección sucede en los días del
equinoccio de primavera; y San Juan, por el solsticio de verano. Si
profundizamos un poco en el significado de cada una de esas fiestas podemos ver
la relación que hay entre ellas y lo que ocurre en la naturaleza en estos
tiempos.
El Arcángel Gabriel y el invierno
El arcángel Gabriel es quien anuncia, comunica y una
misión superimportante fue el nacimiento de Jesús. En invierno la Tierra está
quieta, las plantas se han retirado con sus semillas bajo el suelo, el Sol está
bajo, el aire es frío. Gabriel trae a la humanidad la sabiduría.
En los momentos de invierno en nuestras vidas, podemos
invocar al arcángel Gabriel, cuando nos sintamos abatidos, en estados
depresivos, momentos de gran necesidad espiritual, cuando nos sintamos alejados
de la gran sabiduría divina, del amor de Dios y en todos los momentos de
nuestra vida. Al invocar su presencia adquirimos una elevación espiritual de
tal magnitud, que nos sentiremos más cerca de Dios.
El Arcángel de la primavera es Rafael.
El guardián de la salud, que obra desde el universo hacia
adentro del hombre. Esta energía fluye desde nuestra inhalación hasta dentro de
nuestro ser, llenado de energía verde esmeralda nuestro existir. Esta energía
que inhalamos renueva nuestra vida. Al observar este proceso, Rafael trae las
fuerzas de la curación desde el cielo hacia adentro de la naturaleza enferma
del ser humano acá en la tierra.
Rafael es el arcángel que nos lleva a una sanación mental
emocional y física, visualiza su luz y conecta con la magia de la sanación.
El Arcángel Uriel y el verano.
La influencia de Uriel está dirigida a recordar a las
almas humanas acerca de su origen divino y mostrarles cómo sus efectos obran
dentro de ellos como el poder de la consciencia, cómo la rectitud en sus
pensamientos y sus acciones en forma humana. El contraste entre el orden en la
naturaleza y el desorden en el comportamiento humano es señalado en la severa
mirada de Uriel.
Cuando estamos en verano hace tanto calor que el sueño se
nos quita, nos queremos levantar de la cama rápido e irnos a bañar. Es un
tiempo donde da mucha sed, y podremos refrescarnos con el agua de vida.
El Arcángel Miguel y el otoño
Bajo la mirada de Miguel, es el momento del
discernimiento entre el bien y el mal. Él es manifestado en la visión cósmica
de aquel que lucha con una espada de luz contra el dragón.
El coraje celestial fluye desde su influencia dentro de
los corazones humanos para dar fuerza para el encuentro con la tentación y el
peligro.
Nuestras almas experimentan el ritmo del año en la esfera
del alma, en el cual los seres elementales de la naturaleza están obrando, este
hecho se hace evidente para nosotros a través de nuestros sentidos. Esto sucede en el hemisferio norte, y de
manera similar sucede en el tiempo opuesto en el sur.
Cuando comprendemos esto y comenzamos a ver la vida desde
esta perspectiva, nos será más fácil asimilar cada situación y también el
propósito de ellas, sabiendo que todo nos ayudará, “esto también pasará”.
Debemos tener en cuenta que en nuestra vida también hay estaciones, algo
parecido a lo que dice “hay tiempo para todo”, habrá un tiempo de invierno, que
nos ayudará a depender más de nosotros mismos, a luchar por mantenernos calientes
y no vivir fríos, pero debemos saber que pronto viene otra estación, y de igual
forma cuando estemos en buenos tiempos, debemos saber que “esto también
pasará”.
También tenemos desde el estudio de la Cábala ángeles que
nos acompañan durante todo el mes de diciembre:
El príncipe Daniel, por ejemplo, está aportando su
energía y esencia de la elocuencia desde el 28 de noviembre hasta el 2 de
diciembre.
El príncipe Hahasiah, cuyo nombre significa: “Dios
Oculto”, está aportando su energía y esencia sanadora, desde el 3 de diciembre
hasta el 7 de diciembre.
El príncipe Imamiah, cuyo nombre significa: “Dios elevado
por encima de todas las cosas”, está aportando su energía y esencia de perdón y
misericordia, desde el 8 de diciembre hasta el 12 de diciembre.
El príncipe Nanael, cuyo nombre significa: “Dios que
rebaja a los orgullosos”, nos acompaña con su energía y esencia de comunicación
con el mundo espiritual, desde el 13 de diciembre, hasta el 17 de diciembre.
El príncipe Nithael, cuyo nombre significa: “Dios rey de
los cielos”, nos aporta su energía y esencia de legitimidad como herederos de
nuestro padre celestial, desde el 18 de diciembre hasta el día 22 de diciembre.
El príncipe Mebahiah, cuyo nombre significa: “Dios
Eterno”, nos aporta su esencia y energía de lucidez intelectual, desde el 23 de
diciembre hasta el 27 de diciembre.
Y el mes de diciembre lo cierra con broche de oro el
príncipe Poyel, cuyo nombre significa: “Dios que sostiene el Universo”, que nos
acompaña aportándonos su maravillosa esencia y energía en el sostén, la
fortuna, los dones, talentos, habilidades y la virtud de la modestia. Desde el
28 de diciembre, hasta el 31 de diciembre.
Como pueden leer, tenemos ángeles de sobra en esta época
magnífica. Ángeles con los que podemos contactar mediante la oración o
peticiones directas.
Recomiendo mucho la redacción de “cartas a nuestros guías
celestiales” cartas, hechas a mano, en dónde les demos las gracias por su
presencia, guía, compañía, afecto y cuidado permanente de nuestra vida física y
espiritual.
Preparar un altar de ángeles en Navidad es una bella
ceremonia preparatoria para la llegada del Ángel de la Navidad el día 21 de
diciembre.
Una mesa adornada con un buen mantel blanco, flores
frescas, cristales de cuarzo, fotos o imágenes de los ángeles y o los
arcángeles, plumas, cascabeles o campanas, una copa de vino o de agua,
inciensos y una veladora o velón. Serán suficientes para consagrar cada día de
este hermoso mes.
Una actitud de gratitud sostenida, y un corazón abierto y
generoso, es lo que podemos desde nuestra cotidiana humanidad aportar en este
mes, como un regalo para los demás y una práctica espiritual, que podemos
adoptar como compromiso de cambio con nosotros mismos.
También puedes adornar un árbol con imágenes de los
ángeles que te mencioné en este escrito.
Puedes dibujar tarjetas o postales y escribir en ellas el
nombre de cada ángel, solicitando la esencia o energía que cada uno representa,
no solo para ti y tus seres queridos, sino también y principalmente, para toda
la humanidad, tan necesitada hoy en día de eso. De Humanidad.
Paz, amor, dicha y prosperidad les deseo en estas
“fiestas de la paz”, como lo ha sugerido el sumo pontífice.