Por: Esteban Madrid – Consejero Municipal de juventud.
La Casa Universitaria de Chinchiná ha sido un pilar fundamental para el desarrollo de los jóvenes de nuestra comunidad, especialmente de aquellos provenientes de la zona rural. Este proyecto no es un programa de "libertinaje", como algunos han malinterpretado, ni un espacio de desorden o caos, como lo señaló un ex concejal del partido ASI el año pasado. Al contrario, la Casa Universitaria es un ejemplo claro de organización, esfuerzo y dedicación. Los mismos beneficiarios han expresado que, gracias a este espacio, su vida ha mejorado y ha ganado en oportunidades.
Allí se encuentran jóvenes con diversos talentos, tanto de la zona rural como urbana, quienes están organizados en comités como el de aseo, deporte, salud, prensa y convivencia. Todos ellos tienen un gran sentido de pertenencia, luchan cada día por superarse y entienden la importancia de este proyecto como una herramienta formativa que les permite crecer no solo académica sino también personalmente. Es cierto que, como en cualquier comunidad, existen inconvenientes de convivencia, pero son mínimos y van siendo resueltos con la colaboración de todos.
Además, la Casa Universitaria les proporciona tres comidas al día, un lugar seguro donde dormir y la posibilidad de estudiar sin las preocupaciones diarias del transporte y los costos. Los jóvenes se trasladan a pie a la universidad, lo que les ahorra el gasto de pasajes y disminuye la carga económica para sus familias, especialmente para aquellas de la zona rural, que son las que tienen prioridad en este programa.
Este proyecto es una realidad gracias a la gestión de la alcaldía municipal y al esfuerzo de quienes creyeron en su potencial, como mi compañero Víctor y yo, quienes fuimos los autores de esta iniciativa. Sabemos lo difícil que es para las familias rurales costear los estudios universitarios, y por eso estamos comprometidos con fortalecer este tipo de proyectos que hacen posible que más jóvenes accedan a la educación superior sin que la situación económica sea un obstáculo.
Por eso, hago un llamado a la comunidad, especialmente a las familias rurales, para que se informen y animen a sus hijos e hijas a postularse a la Casa Universitaria. Actualmente, solo tenemos seis jóvenes rurales beneficiados, pero sabemos que hay muchos más que lo necesitan. Es fundamental que defendamos estos proyectos, los promovamos y los apoyemos, porque son una inversión en el futuro de nuestra juventud.
Desde mi curul como consejero municipal de Juventud, continuaré defendiendo este tipo de iniciativas. Espero que mis compañeros concejales también lo hagan, para que juntos sigamos construyendo oportunidades para nuestros jóvenes. Este es un esfuerzo colectivo que vale la pena respaldar, porque los jóvenes de Chinchiná merecen un futuro mejor, lleno de oportunidades.