Por: Leo Flórez Quintero– Angeloterapeuta
El día de hoy les compartiré, con base en mi propia
experiencia, sentido común y conocimiento, lo que he aprendido y conozco con
respecto a este delicado tema, dentro del espiritualismo, la magia ritual, el
esoterismo y el ocultismo.
De acuerdo con la ciencia moderna, todo, absolutamente
todo es energía en el universo. Por lo tanto, nosotros también somos una
manifestación densa de dicha energía. Ahora bien, sin meterle credo, o dogma
religioso. Todo, absolutamente todo, proviene de la misma fuente creadora. No
en vano, propuso en su momento el científico y divulgador Carl Sagan que: “En
nuestra sangre, están los mismos elementos esenciales de las cuales están
compuestas las estrellas”. En ese sentido entonces, compartimos la misma
naturaleza, atómica y molecular del universo. Y las mismas leyes universales
que aplican para las estrellas y galaxias, también aplican para nuestros átomos
y moléculas. En este punto, nos metemos en un terreno recientemente divulgado,
pero ampliamente estudiado en el pasado cercano. La mecánica y la física
cuántica. Esa rama especializada de la Física, que estudia las dinámicas,
comportamientos y composición de la materia básica de la vida (átomos y
moléculas).
¿Por qué tengo que hablar de física o mecánica cuántica,
en un tema como los lazos energéticos, los lazos telepáticos y los amarres de
amor?, ¿por qué una ciencia, estudio y conocimientos serios, tendrían relación
o podrían explicar, algo tan trivial e irrelevante para el mundo académico?
La respuesta es simple. A nivel atómico, subatómico y
molecular, todos estamos conectados a la misma fuente de origen, y todos
estamos navegando o nadando en el mismo océano cuántico. Y aunque pareciera que
no somos iguales y que estamos separados los unos de los otros. En el universo
cuántico, todo es la misma energía. Las únicas diferencias, las estableció,
otro grande de la ciencia; Nicola Tesla. Quién propuso lo siguiente: “Cuando
hablemos del universo y de su entendimiento, debemos hablar en términos de
energía, frecuencia y vibración”
Ya les expuse, que en términos cuánticos (átomos,
partículas subatómicas, y moléculas. Somos todos lo mismo), o sea somos la
misma energía, que proviene de la misma fuente original. Las diferencias entre
nosotros entonces, radican en las frecuencias y las vibraciones de las que se
compone, nuestra energía.
Por lo tanto, todos estamos conectados, unidos,
enlazados, entrelazados, vinculados y relacionados entre sí, desde siempre y
desde el origen. O sea, energéticamente todos tenemos establecidos “lazos
energéticos” con todo y con todos los demás, seamos conscientes de esto, lo
aceptemos o no. Somos hermanos del mismo padre creador, demiurgo o logos a
nivel cuántico.
Los “lazos energéticos”, por lo tanto, ya están
creados, desde siempre, con personas que conocemos y que desconocemos, es una
red infinita de conexión. Una telaraña invisible que nos atrapa y que nos
envuelve a todos, seamos conscientes de esto o no. El tema que marca la diferencia
sustancial en lo que te quiero explicar, radica en que no todos tenemos,
lazos conscientes hacia todo y hacia los demás; es decir, solo los lazos
que reforzamos mediante conexiones, vínculos y entrelazamientos. Son los que
tendrán relevancia en nuestra experiencia de vida. Es decir, solo los
lazos, conexiones, vínculos, y entrelazos en los que pongamos nuestra mente,
corazón y experiencia física, marcarán nuestro viaje por el cosmos.
Por esta razón, tenemos la apariencia que tenemos, la
familia que tenemos, los amigos que tenemos, las mascotas que tenemos, las
cosas que tenemos y en general, la vida que tenemos. Porque, nuestra energía,
se conecta, se vincula, se enlaza y entrelaza con frecuencias y vibraciones
similares y refuerza esas conexiones, vínculos, lazos y entrelazos.
En resumen, todos estamos conectados con todo y con
todos, seamos o no conscientes de esa conexión. Pero solo con las personas con
las que tenemos un contacto más personal e incluso íntimo, es dónde se
refuerzan, las conexiones, los vínculos, los lazos y entrelazos. ¿Por qué se
refuerzan dichos lazos, conexiones, vínculos, y entrelazos? Se refuerzan por
las experiencias y vivencias compartidas con dichas, personas, energías,
vibraciones y frecuencias.
Dentro de los diferentes estudios, investigaciones,
postulados y teorías, existe una particularmente útil a la hora de explicar
este dispendioso tema. Es la teoría del entrelazamiento cuántico. Dicha teoría
propone lo siguiente: “El entrelazamiento es una de las propiedades más
fundamentales y sorprendentes de la mecánica cuántica. Permite que dos
partículas separadas, incluso a kilómetros de distancia, estén conectadas de
una forma que la física clásica no puede explicar”. La parte que no te he
contado es el cómo es que dos partículas, aparentemente separadas, sufren o se
causan efectos similares entre las mismas. Pues bien, cuando dos partículas
interactúan entre sí, ocurre un intercambio de energía.
En conclusión, cada vez que compartimos una experiencia,
con algo o con alguien, esta experiencia queda grabada en nuestro campo
electromagnético (aura) y esta grabación, puede reforzarse, cada vez que
tengamos el mismo tipo de experiencia con algo, o con alguien.
Ahora bien, hay experiencias positivas y experiencias
negativas, pero cada experiencia es un lazo, es un vínculo, es una conexión y
un entrelazo con dicha experiencia. Una “atadura energética” o punto de
unión con dichas experiencias.
Ahora que abundan los videos en redes sociales, la
información y la lluvia mediática con el tema de la famosa “Ley de la
Atracción”, es pertinente preguntarse, si las cosas, personas y circunstancias
que rodean nuestras vidas, no son más que la comprobación inequívoca, de que
estamos “ligados energéticamente” a las cosas y personas de las que nos
rodeamos a diario.
Puedo decirte con certeza, de que nuestra energía
emitida, se encarga de regresarnos de vuelta, aquello con lo que resonamos,
vibramos frecuencialmente, sincronizamos o sintonizamos.
Todos y cada uno de nosotros, emitimos una frecuencia
particular y el universo en su amplio e infinito espectro electromagnético,
responde a nuestras ondas vibratorias, trayéndonos a nuestra experiencia, las
vivencias, cosas, personas y situaciones relacionadas con nuestra frecuencia
vibratoria personal.
En conclusión, estamos en un universo lleno de emisoras,
y estamos sintonizando y sincronizando con muchas de ellas al mismo tiempo,
todo el tiempo. El asunto es, qué estoy viviendo, manifestando o proyectando y
qué estoy padeciendo como realidad o qué estoy recibiendo y captando de ese
océano infinito de frecuencias.
Cada vez que interactúo con alguien, puedo crear, una
conexión, un vínculo o una relación (entrelazamiento). ¿Qué determina la
importancia de cada caso en particular? Pues que, podemos sentirnos conectados
con algo o con alguien, pero sin establecer un vínculo o una relación, y así
mismo también podría tener un vínculo directo con algo o con alguien, pero no
sentir la conexión y, por lo tanto, no querer establecer ninguna relación. Y,
por último, podría relacionarme con algo o con alguien, sin una conexión o
vínculo de por medio.
Sí logramos establecer los tres puntos, anteriormente
mencionados, Conexión, vínculo, relación. Entonces, estaremos reforzando
profunda y significativamente los “lazos energéticos” con las cosas, eventos, o
personas.
Es por esta razón, que muchas veces no podemos
sencillamente, desprendernos de ciertas personas, o situaciones. Porque se ha
establecido una conexión, vínculo y relación estrecha y profunda con esa
persona o situación. A eso lo llamamos “lazo energético”
Cuando hay una ruptura amorosa, y a pesar de que las
personas no han vuelto a tener contacto de ningún tipo, o sea, intimidad. Es
muy común que las personas involucradas en dicha relación, sueñen con su
expareja, o sientan la presencia de esa persona. Y este sentimiento, va mucho
más allá de la añoranza, melancolía o deseo de volver a estar con su ser
querido.
Sencillamente, se ha establecido una conexión, un vínculo
y un entrelazamiento “telepático”
Durante el acto sexual, se intercambia mucho más que
besos, abrazos, palabras o fluidos. Se intercambia principalmente, energía.
Todo tipo de energía. Energía mental, energía emocional, energía astral,
energía etérica, y obviamente energía sexual.
Es en ese intercambio, que se da en todos y cada uno de
los cuerpos sutiles que componen nuestra naturaleza supra consciente,
trascendente y espiritualmente superior, que se refuerzan, todas las
conexiones, todos los vínculos y todos los entrelazamientos cuánticos.
Lo que sucede realmente con los “amarres de amor”,
es que se usa la energía de la conexión sexual, para “atar psicológicamente”
a la “víctima” y se le somete por la vía de la pasión, la lujuria y el deseo.
Energías de baja vibración que se acumulan en el astral de la pareja
involucrada en tales ritos. No es el accionar de la vela de dominio o de
sumisión, ni la famosa “agua de calzón” con la que jocosamente se
denomina a este tipo de magia muy oscura.
En realidad, lo que “amarra” es la cantidad, frecuencia e
intensidad de la conexión, vínculo sexual, y relación sexual que se sostiene,
con el fin de someter, manipular y doblegar.
El sexo es sin duda alguna, la energía más poderosa que
existe en el universo. (algunos se reirán, y dirán que es delirio). El sexo es
energía creativa, la energía atómica, en cambio, destruye. El sexo da origen a
la vida, la energía nuclear, en cambio, la elimina de la faz de la tierra.
El sexo, unido a las prácticas esotéricas y mágicas tiene
un poder incalculable. Y aunque la mayoría siguen escépticos con el tema, lo
rehúyen y se burlan de él. Las consecuencias modernas siguen siendo palpables y
hablan por sí mismas. Aumento de la violencia sexual, feminicidios, pederastia,
trata de personas, prostitución, psicosis, sociopatías y psicopatías. Son la
evidencia, de que no hemos sabido, como en el caso de la energía atómica,
controlar, manejar y utilizar de manera racional y equilibrada tampoco, nuestra
energía y potencia sexual.
Para nadie es un secreto, que una sana y adecuada salud
sexual, hace que el ser humano goce de salud mental, emocional, física y
espiritual.
El sexo como herramienta creativa, como energía sagrada
para manifestar salud y bienestar.
El sexo para unir, conectar, vincular y entrelazar
sanamente, para honrar y aumentar el caudal del amor.
El sexo para fortalecer los vínculos, conexiones y
relaciones humanas. Y no para someter, manipular o dominar a los demás.
Cuando nos tomemos realmente en serio, el manejo de
nuestra energía personal, cuando respetemos la energía de los demás, cuando
seamos selectivos en cuanto a las conexiones, los vínculos y las relaciones con
los demás, entonces dominaremos el combustible que nos proyecta a la conquista
del cosmos.
El combustible primario que nos ha unido siempre a la
fuente. Pero no lo haremos más de manera inconsciente, sino que seremos capaces
de hacerle un lugar y de darle un uso sagrado. Para garantizar nuestra memoria
en la eternidad infinita del universo.
Las personas que abusivamente hacen rituales de “amarre”,
están violando todas las leyes físicas y metafísicas del universo visible e
invisible. Es un crimen contra el “Espíritu Santo”, así lo mencionó
Jesús en el nuevo testamento. Y sea que seas religioso o no, creyente o no,
católico o no. Eso no tiene importancia. Hacer un uso indebido de la energía,
acarrea consecuencias sobre esa energía.