Photo

Porque La Impunidad No Puede Esperar.


Para erradicar la impunidad, debemos mirar más allá del castigo; necesitamos un enfoque que incluya educación, oportunidades y un cambio cultural que proteja a nuestros menores.

Por: Juan Camilo Betancourt Grajales - Abogado*


No es secreto que, en Colombia, el reciente enfoque en implementar medidas más severas contra los delitos que afectan a niños y adolescentes ha desatado un torrente de opiniones. Si bien muchos aplauden la intención de crear una justicia rápida y efectiva, queda en el aire la pregunta: ¿realmente será esta una solución duradera al problema de la impunidad?

Por un lado, la Corte Constitucional ha dejado claro en sus sentencias que, el Estado tiene la obligación de proteger a los más vulnerables. La sentencia T-752 de 2016 subraya que “la protección de los menores debe estar por encima de cualquier consideración”, lo que evidencia la necesidad de activar mecanismos judiciales que garanticen esta protección. Sin embargo, como ha advertido el abogado penalista Gonzalo García, “una respuesta punitiva inmediata no garantiza que se aborden las causas profundas de la criminalidad. Necesitamos un enfoque integral que incluya la educación y la prevención”, en aras de satisfacer los componentes que identifican toda pena, para poder demostrar el cumplimiento del principio de seguridad jurídica.

Por otro plano, la Ley 1773 de 2016, que establece medidas más drásticas para los delitos contra la infancia, ha sido una doble espada para muchos juristas. La abogada María Fernanda López argumenta: “Si bien es imperativo endurecer las penas, hacerlo sin considerar el contexto social solo perpetúa ciclos de violencia y marginación. La rapidez en la justicia puede parecer efectiva, pero podría convertirse en un mero espectáculo”.

Asimismo, la Corte Suprema ha resaltado en su jurisprudencia que las condenas deben ser proporcionales y orientadas no solo a castigar, sino a rehabilitar bajo el marco de la integralidad a quienes sean objeto de investigaciones penales.

Hoy, al mirar las cifras de delitos contra menores, uno se siente aterrado y tentado a pensar que algo está fallando. La percepción de que una justicia severa actúa como un disuasivo ante los criminales es una ilusión que hemos abrazado con fervor. Sin embargo, las opiniones de expertos nos advierten del profundo riesgo de pensar que “más cárcel” es sinónimo de “más justicia”.

Pues, la serenidad que se busca en una sociedad verdaderamente justa no puede lograrse a través de soluciones rápidas y de poca eficacia. Para erradicar la impunidad, debemos mirar más allá del castigo; necesitamos de un enfoque que incluya educación, oportunidades y un cambio cultural que proteja a nuestros menores. En este sentido, la verdadera pregunta no es si la justicia puede ser rápida, sino si puede ser efectiva en el largo plazo. Así, nos enfrentamos al dilema: ¿estamos dispuestos a trabajar hacia un cambio duradero, o seguimos buscando soluciones instantáneas?

*Director General de la Firma de Abogados B;  H& Asociados – Servicios Legales e Inmobiliarios y Director de la firma LEGALS.

Artículo Anterior Artículo Siguiente