“A
pesar de los anuncios de inversiones en infraestructura y servicios en varios
municipios, Chinchiná está siendo sistemáticamente excluido de estos
beneficios, lo que genera frustración entre sus habitantes y plantea la
posibilidad de una represalia política.”
Por:
Felipe Jaramillo Sánchez – Concejal
En los últimos días, hemos visto cómo el gobierno departamental ha anunciado importantes inversiones en infraestructura deportiva en varios municipios, además de iniciativas en saneamiento básico y agua potable a través del Plan Departamental de Aguas. Estos avances representan, sin duda, un motivo de orgullo para los mandatarios locales, pues contribuyen significativamente a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. Además, estos proyectos cumplen con las metas e indicadores establecidos en el plan de desarrollo, dinamizando las economías locales gracias a la contratación de mano de obra y el impulso comercial que generan.
Sin embargo, a pesar de
estos logros visibles en diversos municipios, Chinchiná parece estar siendo
sistemáticamente excluido de estas inversiones. La falta de respaldo político
se refleja en la carencia de escenarios deportivos adecuados y en los persistentes
problemas de la zona rural para garantizar el acceso a agua potable de calidad.
La administración municipal no cuenta con los recursos necesarios para promover
obras que mejoren estas condiciones, lo que genera una gran frustración entre
sus habitantes. Chinchiná, al igual que otros municipios de Caldas, aspira a
que los votos depositados en las urnas el año pasado se traduzcan en
inversiones tangibles que mejoren la vida de quienes participan en actividades
deportivas y que, a su vez, dependen del acceso a agua potable segura.
Es inevitable preguntarse si
estamos ante una posible represaría política. La situación podría tener sus
raíces en las complejidades partidistas surgidas en las elecciones pasadas,
donde cada municipio tiene su propia dinámica electoral. Otra hipótesis plausible
es que este “castigo” se deba a la postura del municipio respecto a la
integración del Área Metropolitana Centro Sur de Caldas. La falta de una
adecuada socialización sobre los beneficios y alcances de dicha integración ha
generado escepticismo, especialmente cuando no se han visto avances
significativos desde entonces.
Además, el municipio
enfrenta otra desventaja estructural: no cuenta con un diputado coterráneo que
pueda alzar la voz en las decisiones del departamento, un hecho que debe
llevarnos a reflexionar de cara a las próximas elecciones territoriales. Esta
ausencia de representación directa se suma a la falta de chinchinenses en
posiciones clave dentro del equipo de gobierno departamental, lo que agrava aún
más la desconexión entre el municipio y los centros de poder.
Los 12,553 votos que
Chinchiná ofreció al actual gobernador de Caldas parecen no haber sido
suficientes para ganar el favor político prometido durante la campaña. Aún
queda un margen de tres años y dos meses de administración en los que esperamos
que ese supuesto amor por Chinchiná, tantas veces proclamado, se materialice en
acciones concretas que favorezcan el bienestar de nuestro municipio.