En
las contiendas electorales y la política en general, se debe priorizar el
debate de ideas y el respeto mutuo, evitando el apasionamiento excesivo y los
ataques personales, que solo generan divisiones innecesarias entre familiares y
amigos.
Por: Oscar Fernando Cardona Suarez. Abogado.
Los que, de una u otra manera, nos gusta la
política seguimos atentos, desde la distancia, los acontecimientos que se
desarrollan en el territorio. Los diferentes movimientos políticos vienen
enfilando a sus amigos de cara a las elecciones de Cámara y Senado, que ya
están a la vuelta de la esquina. Vemos movimientos, renuncias, rupturas
políticas, nacimientos de nuevas alianzas y migraciones entre partidos
políticos.
Sin embargo, de cara a estas contiendas electorales, deberíamos cercenar por completo de la política los apasionamientos y ataques personales que se viven en los tiempos de mayor intensidad electoral. Estos pueden pasar factura a quienes se dejan llevar por el calor del momento: pelean, se rasgan las vestiduras por sus políticos, denigran de las otras corrientes, y luego vemos cómo, de manera casi milagrosa, cambian de opinión. Aquel político que defendían a capa y espada pasa a ser el peor que ha pisado la historia local, mientras que quien en campaña era el demonio encarnado se convierte en el nuevo mesías.
Las filiaciones políticas están derivadas de diferentes aspectos, que van desde el simple apasionamiento hasta circunstancias relacionadas con las necesidades laborales de la población. Muchas veces, las peleas en redes sociales solo se dan para cumplir los deseos del cacique político o para ganar su favor. En ocasiones, nos encontramos a dos familiares trabajando como cuotas de diferentes casas políticas, dividiendo a la familia y enfrentándose debido al miedo de perder su empleo.
Las campañas políticas actuales deberían partir del debate de ideas y no de las descalificaciones personales. Debe haber una confrontación de visiones de desarrollo del territorio, y no confrontaciones que se tornan violentas. Las discusiones políticas deben centrarse en la generación de ideas constructivas y respetuosas, y no en la destrucción de nuestros oponentes. No debemos tomarnos la política de manera tan personal. La política debe desarrollarse en un marco de seriedad, tolerancia y coherencia, respetando las distintas posiciones que las personas toman, sin causar peleas y desavenencias innecesarias entre familiares y amigos.
Particularmente, tengo amigos con diferentes filiaciones políticas y en ningún momento pondré encima de mis relaciones personales las corrientes políticas. No compartir la misma filiación nunca me llevará a cortar los lazos personales. Al contrario, soy un fiel creyente de que la diversidad de opiniones enriquece el debate político y contribuye a fortalecer la democracia.
¡Qué bueno sería que en algún momento aprendiéramos a tomar las buenas ideas del otro, alejarnos del apasionamiento y empujar todos juntos el desarrollo de nuestros territorios, pensar en nuevas tendencias y que esto genere renovación política en nuestras comunidades!