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#OPINIÓN: PERCEPCIÓN CIUDADANA.

 

Por: Pedro Sánchez Medina, ex Concejal de Chinchiná.

Durante toda la historia, uno de los desafíos más difíciles para los líderes y dirigentes de lo público es el complejo tema de la percepción ciudadana. Este es uno de los componentes más estratégicos del ejercicio político, ya que, ante los ojos de las personas comunes, califica la gestión de las instituciones y de quienes las manejan.

Chinchiná es un caso particular. Desde que tengo memoria, las administraciones que han recorrido este camino de desgaste que viene con lo público no han sido las mejores. Por lo menos, las tres administraciones anteriores no han contado con la favorabilidad generalizada de la gente en la calle. Aunque está claro que tener contento a todo el mundo es sencillamente imposible, siempre habrá una percepción mayoritaria: la que se escucha en el café, la que comentan los abuelos que disfrutan del parque principal, lo que dicen las abuelas en la casa, los estudiantes de colegio o en las redes sociales.

Me bastó estar un año retirado del ejercicio público para, como ciudadano, opinar sobre un fenómeno local al que poco estamos acostumbrados: una buena administración. Con el alcalde Riveros he compartido una buena relación desde hace años, pero poco hemos coincidido en el ejercicio político. Fuimos compañeros durante nuestro paso como concejales de Chinchiná y, como lo es, siempre vi en él a un total caballero, aunque en muchos momentos fue silencioso en esos años que compartimos. No ayudé en su campaña, pero hoy es indudable reconocer lo diferente de su gestión, que, desde mi mirada desprevenida, cumple con algo por lo que algunos políticos hemos luchado toda la vida: convertir al ciudadano en protagonista de la agenda que mueve lo público.

Todos los días sucede algo: una caminata, una bicicletada, un homenaje a las madres o los padres, un espacio de juego para la niñez, un escenario conversando con jóvenes, una visita internacional, un mercado campesino, un reconocimiento al emprendimiento, una campaña de reciclaje o hasta partidos de la selección. Estas son muchas cosas que, desde una visión ciudadana, constituyen un esfuerzo institucional que fortalece los procesos, fortalece las organizaciones, afianza la confianza en la gente, nos hace apropiarnos del orgullo que debemos tener como chinchinenses y nos hace sentir efectivamente que sí tenemos alcalde, siempre acompañado de su coequipera de vida, cercanos todos los días a la gente.

Ojalá sigan así y nunca olviden que la función social del Estado gira en torno al mejoramiento de la calidad de vida de los ciudadanos y ciudadanas.

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