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LEGADO DE LA LEY 100 Y LA REFORMA EN SALUD EN COLOMBIA.

Por Jonathan Marín Henao. Médico y Concejal de Chinchiná.

La evolución de la salud en Colombia se puede dividir en dos etapas, un antes y después de la ley 100 de 1993. Aunque esta ley ha sido objeto de críticas por muchos y defendida por otros, es fundamental analizarla de manera objetiva para tener un diagnóstico adecuado y sentar las bases de una verdadera reforma en el sistema de salud.

Siempre he creído que la salud debe manejarse desde una perspectiva técnica y alejada de inclinaciones políticas. Antes de la ley 100, el sistema de salud estaba regido por la ley 90, caracterizado por un esquema de subsidio a la oferta y una centralización en la transferencia de fondos a hospitales públicos sin control alguno por parte de los gerentes. Esto llevó a la corrupción y a un gasto desmedido en salud que no garantizaba el acceso a todos los ciudadanos, ya que solo se atendía a quienes podían pagar bajo el modelo de seguro social.

Con la promulgación de la Constitución de 1991, la salud se reconoció como un derecho fundamental, lo que permitió la implementación de la ley 100 en 1993. Este cambio transformó el sistema de salud, pasando de la inequidad y centralización a un sistema cuyo principal objetivo era la cobertura universal bajo un esquema de solidaridad, con el objetivo de garantizar el acceso a la salud como un derecho fundamental.

En los años 90, solo el 24% de la población colombiana tenía cobertura de salud, con un alto gasto de bolsillo hasta del 30% y un gran porcentaje de la población pobre sin atención integral en salud. Con la Ley 100, la cobertura de salud aumentó al 99% en 2022, con un acceso efectivo a la salud del 74% y un gasto de bolsillo del 14%.

A pesar de los avances, persisten grandes dificultades que afectan los logros alcanzados, la integración vertical, la corrupción y las múltiples barreras de acceso hicieron que se adoptaran medidas para asegurar el adecuado funcionamiento del sistema de salud en Colombia. En ese sentido la ley estatutaria de la salud de 2017 represento un gran avance, sin embargo, la falta de implementación resalta la necesidad de reformar el sistema de salud para superar los obstáculos actuales.

La Ley 100 en Colombia ha sido un avance significativo en términos de cobertura universal de salud, pero ha quedado corta ante las crecientes necesidades de una población que cada vez demanda más y mejores servicios de salud por la mayor carga de morbilidad.

La reforma a la salud es necesaria, pero se debe construir sobre lo construido, en vez de pretender iniciar un nuevo modelo destruyendo lo que hasta hoy se ha logrado.

Por eso me reafirmo en la siguiente premisa: Reforma sí, pero no así.

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