Por:
Pedro Sánchez Medina, ex concejal de Chinchiná.
A
medida que la sociedad avanza, la tecnología y el conocimiento se amplían cada
vez más. La educación nos enfoca continuamente en lograr avances que nos
permitan mejorar como personas y tener más acceso a las cosas. Sin embargo,
recuerdo un dicho, de esos que uno no valora hasta que algo difícil sucede:
“Las mejores cosas de la vida no son cosas”.
La
salud mental debe ser hoy una prioridad para las personas, las familias y los
gobiernos. Problemas como la depresión y la ansiedad, solo por mencionar las
dos condiciones más comunes, son abundantes en nuestra sociedad. El municipio,
el departamento y el país no son ajenos a estas realidades.
Cada
vez es más común ver personas que, como yo, conviven a diario con estas
condiciones que nos cambian la vida, la forma en que actuamos, pensamos y
miramos la vida. Lo que una persona con ansiedad y depresión siente, a menudo
es difícil de comprender por su entorno. Normalizamos frases como “no te
sientas así”, “no llores”, “no exageres”, “eres un(a) egoísta”, “solo piensas
en ti”, “ve a terapia”, sin entender lo importante que es el rol del entorno
para lograr comprender o comprenderse. Ignoramos que la forma de ayudar es más
sencilla de lo que parece: “aquí estoy”, “me quedaré a tu lado en silencio
mientras lloras”, “sé que necesitas tiempo”, “vamos juntos a terapia”.
Los
procesos de comprensión no son fáciles y aún menos fácil es el rol de estar al
lado de una persona con ansiedad y depresión. Sería bueno que, desde la
infancia, en la familia o en la escuela, nos enseñaran a manejar las emociones
y a ser un poco más tolerantes con los asuntos emocionales del otro. Así,
cuando surjan condiciones psicológicas complejas, no será tan difícil intentar
solucionarlas.
Estos
temas tienen tanto de largo como de ancho, pero siento que cualquier
contribución que hagamos como entorno, como sociedad o como gobierno, son
avances significativos frente a flagelos de los que poco hablamos o que, si los
mencionamos, les restamos importancia. Es importante, desde todos los
escenarios posibles, visibilizar estas problemáticas y condiciones, y acompañar
los procesos desde las instituciones. Espero también utilizar esta ventana de
opinión que nos brinda "La hora del café" para conocernos y
reconocernos como seres humanos frágiles, haciendo un llamado permanente a las
instituciones para ponernos en sintonía con lo que la gente realmente necesita
para mejorar su calidad de vida.